30 de junio de 2012

Compras inteligentes, consumo conciente

Tomar conciencia de la influencia que tienen cada una de nuestras compras en la marcha de la economía y en el cuidado del planeta es una de nuestras primeras tareas para contribuir con el desarrollo sustentable.

Cada momento de decisión de consumo se vuelve terminante si queremos contribuir con el cambio de hábitos. Ya no son suficientes los tradicionales factores "precio y calidad"; saber de dónde proviene tal producto, si la comercialización del mismo fue transparente, si los trabajadores que lo produjeron fueron debidamente remunerados por su labor y si se respetaron sus derechos, si en su producción se respetó al medio ambiente, si son renovables los recursos que se utilizaron y si la empresa en cuestión tiene programas de reducción de contaminación y responsabilidad social son algunas de las cuestiones que debemos tener en cuenta antes de elegir.

Consumo conciente se trata, además, de no caer en las mágicas promesas de las publicidades. Las empresas, a través de las publicidades y el marketing, tratan de convencernos de que sus productos no sólo van a satisfacer el objetivo para el que fueron creados, sino que nos compensarán por otro lado, más sensorial y perceptivo: "te hará feliz", "te dará mayor seguridad", "más status, poder, atracción", valores que nada tienen que ver con el producto.

A continuación, vamos a indicar algunos tips prácticos para comenzar a elegir productos sustentables, leyendo las etiquetas de los mismos y garantizándonos (a veces con sellos de calidad y certificaciones) que su producción haya sido responsable con el medio ambiente.


Tablas Ambientales: hoy en día algunos proveedores de productos están incorporando trazabilidad en las etiquetas, lo que da cuenta de su historia desde la concepción de los insumos hasta el packaging.

Etiquetas Eficientes: en el campo de los electrodomésticos, existen actualmente etiquetas que permiten saber si cumplen con la eficiencia energética. Por ejemplo, un electrodoméstico con etiqueta tipo A puede llegar a consumir 55% menos que el mismo en una clase media.

Packaging Reciclable: busquemos productos que tengan envoltorio de papel y en poca cantidad. Cuantos más insumos se utilicen en los envoltorios, más basura estaremos generando. Mayor será el impacto negativo si el materia de conservación del producto no puede reutilizarse, reciclarse o desintegrarse rápidamente. Un ejemplo claro es la caja de la pasta dental. Es realmente inútil, y sólo tiene una vida de hasta minutos, lo que tarde en llegar desde el súper a casa. Busquemos una pasta dental que sea razonable con su envoltorio!

Certificaciones Ambientales: busquemos productos que tengan certificación ambiental trazable, por ejemplo, en el caso de los productos que surgen de la explotación forestal. Algunos incorporan los sellos que indican que provienen de bosques certificados (aunque lo mejor es que evitemos productos con éste tipo de materiales).

Productos Orgánicos: compremos productos agropecuarios de certificación orgánica, dado que ésto significa una reducción en el uso de fertilizantes u otros elementos químicos para su producción, que son los que generan contaminación. Claro que mejor será tener nuestra propia huerta en casa! Los frutos serán naturales y no contaminamos en su traslado.

Productos con Materiales Reciclados: actualmente, existen muchos artículos para el hogar o la empresa que se realizan con residuos, desde cerámicos hasta sillas. Nos tenemos que informar antes de comprar si necesitamos estos productos.

Certificaciones de Gestión Ambiental: es importante, como consumidores, apoyar a aquellas empresas que buscan incorporar dentro de sus prácticas corporativas sistemas de gestión ambiental, dado que reflejan una procupación por el ambiente. La certificación más conocida es la serie ISO 14000. 

Fuente: ONG EcoMujeres




El consumo conciente tiene que ver entonces más con la responsabilidad y la toma de conciencia a la hora de las compras que con una capacidad intelectual. Es solamente, contribuir con decisiones,  grandes o pequeñas, que atiendan a nuestras necesidades y no a obsesiones de consumo ciego.

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