5 de enero de 2013

NO a la nueva Ley de Semillas


Tal vez escuchamos hablar de la posible modificación de la Ley de Semillas y el repudio a la misma de los pueblos del interior; el conflicto entre los ambientalistas y la multinacional Monsanto; el "¡Fuera Monsanto!" y otras cuestiones que muy poco se ocupan los medios de ellas. Pero aquí está en juego el derecho de las personas a la Tierra por lo que creemos necesario que sepas lo que está sucediendo detrás de esta ley, que comprendas los intereses que están en pugna y los verdaderos motivos del NO a la nueva Ley de semillas.

Aquí te dejamos un fragmento de una nota escrita por Maribel Carrasco el 2 de diciembre pasado, muy claro y consciente (hacé clik en el texto para leer la nota completa):
Producción agropecuaria. Respondiendo a los intereses de la multinacional Monsanto e impulsado por el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, está circulando un proyecto para modificar la Ley de Semillas que busca privatizar y mercantilizar una práctica tan vieja como el hombre: seleccionar, mejorar, multiplicar e intercambiar semillas libremente. Esta propuesta es parte del modelo del agronegocio sustentado en los monocultivos, la alteración genética de las especies, el uso de agrotóxicos, el avance de la frontera agropecuaria y la concentración de la tierra. Profundiza además la dependencia de nuestro país en la producción de alimentos contribuyendo a la pérdida de soberanía alimentaria. Vía Campesina se opone a la propiedad intelectual y a toda forma de apropiación de la vida.

Glosario 


Monsanto: es una empresa proveedora de productos para la agricultura. Es conocida por producir el glifosato, un popular herbicida, bajo la marca Roundup. También es productor de semillas genéticamente modificadas (transgénicas). Monsanto ha sido y sigue siendo una de las empresas que ha creado más controversia a nivel mundial debido al peligro potencial o real de sus productos sobre la salud humana, animales, plantas y sobre el medio ambiente en general.

Semillas transgénicas: son aquellas que fueron producidas a partir de un organismo modificado genéticamente mediante ingeniería genética. Dicho de otra forma, son aquellos alimentos obtenidos de un organismo al cual le han incorporado genes de otro organismo para producir las características deseadas. En la actualidad tienen mayor presencia de alimentos procedentes de plantas transgénicas como el maíz, la cebada o la soja. El problema es que no se trata de algo que solamente se maneja en los laboratorios. Los inventos de ingeniería genética se aplican al mundo de la agricultura, la ganadería y la salud, desde hace muchos años. Un pequeño grupo de grandes empresas trasnacionales se ha apropiado de la tecnología genética para producir y vender alimentos y aumentar sus ganancias. Ya no tenemos la seguridad de que todo lo que comemos cada día sean frutos naturales. Es muy probable que ya estamos comiendo alimentos que provienen de productos manipulados genéticamente en los laboratorios y ni cuenta nos damos.

Monocultivos: es la práctica de cultivar grandes extensiones de terreno con el cultivo de una sola especie, con los mismos patrones, resultando en una similitud genética, utilizando los mismos métodos de cultivo para toda la plantación (control de pestes, fertilización y alta estandarización de la producción), lo que hace más eficiente la producción a gran escala. Casos frecuentes de monocultivo se dan con eucalipto, pino, en el caso de árboles, o grandes plantaciones de cereal, soja, caña de azúcar, algodón, etc. Si bien es una forma eficiente y rentable de cultivo desde una perspectiva mercantil, desde el punto de vista ecológico es desastroso. Más info en Veo Verde.

Frontera sojera: se refiere a la extensión de tierras cultivadas únicamente con soja cuyo avance en la Argentina sobre la diversidad tradicional de cultivos es muy alarmante y el problema amenaza ya a todo el Mercosur.

Agrotóxicos: son químicos diseñados para destruir determinados organismos vivos, siendo muchas veces no selectivos al cumplir su función, pudiendo ocasionar efectos no deseados en otros seres vivos, incluyendo al ser humano. Son ejemplos de agrotóxicos los insecticidas, herbicidas y funguicidas. Algunos agrotóxicos son persistentes y pueden permanecer largos períodos en el ambiente antes de desintegrarse, acumulándose así en los tejidos de la mayoría de los organismos vivos cuando estos respiran, ingieren alimentos o beben líquidos. Hay agrotóxicos persistentes que pueden viajar rápidamente largas distancias arrastrados por el viento y el agua, produciendo intoxicaciones a grandes distancias de donde fueron aplicados.
Todo monocultivo induce la aparición de plagas. Es así como el uso de agrotóxicos queda indisolublemente ligado a las prácticas de monocultivo. Dentro de estas prácticas, la del monocultivo de soja es una de las más dependientes de una gran cantidad de aplicaciones de agrotóxicos. Herbicidas, insecticidas y funguicidas son aplicados a lo largo de todo el ciclo del cultivo de soja, para asegurar que el negocio esté protegido y sea rentable. El uso de estos agrotóxicos produce impactos negativos en la salud de los trabajadores, la población cercana, los recursos naturales, la biodiversidad y en la población en su conjunto.



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